Cada día, millones de familias inmigrantes en Estados Unidos viven bajo la amenaza constante de la deportación. Casi cinco millones de niños estadounidenses temen ser separados de sus padres debido a las redadas y políticas migratorias. Este miedo puede afectar profundamente su salud emocional y su desarrollo.
Un informe reciente reveló que las políticas antiinmigrantes del primer gobierno de Trump (2017–2021) intensificaron los temores en los niños, provocando cambios de comportamiento, alteraciones en el sueño y la alimentación, síntomas físicos relacionados con el estrés y un aumento de los problemas de salud mental.
“La detención, la separación familiar o el miedo a la separación de los miembros de la familia son experiencias muy aterradoras y estresantes para los niños”, advierte la Academia Americana de Pediatría (AAP).
El miedo prolongado puede generar estrés tóxico, dañando el cerebro en desarrollo y aumentando el riesgo de enfermedades a largo plazo, como depresión, diabetes y problemas cardíacos.
Aunque el impacto emocional es serio, los expertos coinciden en que los padres y cuidadores pueden tomar medidas para que los niños se sientan seguros y acompañados. Estas son las principales recomendaciones:
Comenzar preguntando lo que saben
El primer paso es preguntar qué han escuchado y cómo se sienten al respecto. Según el Instituto de Padres e Hijos (Child Parent Institute), es fundamental escuchar activamente para corregir malentendidos y proporcionar explicaciones simples y claras.
En vez de saturarlos de información, responda de forma compasiva y adecuada a su edad. Puede explicar, por ejemplo, que un inmigrante es alguien que se muda a otro país buscando una vida mejor, y que la deportación significa que algunas personas son enviadas a su país porque no tienen un papel que les permite quedarse.
“Los niños escuchan estos términos de otras personas, por lo que generalmente es mejor que obtengan información precisa directamente de un cuidador”, aconseja la Red Nacional de Estrés Traumático Infantil (NCTSN).
Crear un ambiente de confianza
Psicólogos infantiles coinciden en que es fundamental hablar con los niños de manera honesta y calmada. La NCTSN recomienda que los cuidadores hablen con los niños sobre la deportación y la separación de manera abierta y apropiada para su desarrollo. Según su guía, “tener una conversación abierta, al nivel de desarrollo del niño, puede ayudar a abordar la preocupación”.
Validar sus emociones
Validar sus emociones también es clave. En lugar de decir “no tengas miedo” o “no pasa nada”, expertos sugieren que reconozca el sentir del niño y asegurarle que está bien tener esos sentimientos cuando piense acerca de la posible separación de miembros de la familia. Recuérdele que usted está allí para protegerle.
Aunque no todos los niños, especialmente los más pequeños, tienen las palabras para expresar sus sentimientos, puede animarles a expresarse a través de dibujos.
Brindar seguridad concreta sin falsas promesas
Los niños necesitan saber qué pasaría si los adultos a su alrededor no pueden estar presentes. La cantidad de detalles que comparta debe ajustarse a la edad del niño, por ejemplo, los niños pequeños necesitan sobre todo sentirse protegidos.
En ese caso, explíquele las medidas inmediatas: quién lo llevará a la escuela, con quién se quedaría si mamá o papá no pueden estar, y enfatice que siempre habrá adultos que lo aman y lo cuidarán pase lo que pase, recomienda NCTSN.
Para adolescentes, enfocarse en soluciones
Con los adolescentes, es importante dialogar sobre escenarios posibles y ayudarlos a planificar cómo actuar si, por ejemplo, son interrogados o detenidos, sugiere el Instituto de Padres e Hijos. Estas conversaciones les dan una sensación de preparación y control.
Honestidad sin alarmismo
No es recomendable dar falsas garantías como “no te preocupes, nada va a pasar” porque si luego ocurre una separación, el impacto emocional puede ser devastador.
Es mejor decir: “No creemos que pase, pero tenemos un plan, y pase lo que pase, estarás bien cuidado”. Esta sinceridad, adaptada a su edad, les da confianza en que usted les dice la verdad y tiene todo bajo control.
Preparar un plan familiar
Una de las principales recomendaciones de las organizaciones especializadas es preparar un plan familiar. Esto incluye: Reunir documentos importantes (actas de nacimiento, contactos de abogados, autorizaciones notarizadas), designar quién cuidará a los hijos si los padres no pueden estar presentes y hablar sobre qué hacer en caso de emergencia, usando un lenguaje claro.
Cuidar la rutina
La AAP enfatiza que mantener las rutinas diarias es esencial para reducir la ansiedad infantil. “Saber qué esperar puede ayudar a su hijo a sentirse seguro y protegido”, subraya la organización. Esto incluye mantener horarios de comidas, tareas, juegos y sueño.
Limitar la información alarmante
Limitar el acceso constante a noticias alarmantes o conversaciones llenas de pánico frente a los niños también ayuda a disminuir el estrés. En su guía sobre cómo ayudar a los niños a manejar la ansiedad, la AAP aconseja “[evitar] hablar sobre sus propias preocupaciones frente a su hijo. Limite la exposición de su hijo a las noticias”.