En Estados Unidos, junio es el Mes de la Herencia Inmigrante, un momento para reconocer el aporte de millones de personas que vinieron de otras naciones y hoy forman parte esencial de este país.

Pero más allá de los datos y las celebraciones, este mes también es una oportunidad para visibilizar a quienes rara vez aparecen en los homenajes oficiales: las mujeres inmigrantes que trabajan en el hogar.

Usted, que limpia, cuida, cocina y sostiene familias todos los días, también está escribiendo la historia de este país. Por eso, hoy su historia también merece ser celebrada.

¿Qué se celebra en el Mes de la Herencia Inmigrante?

El Mes de la Herencia Inmigrante fue proclamado oficialmente en 2014 como una iniciativa para reconocer el papel que han tenido las personas inmigrantes en la construcción de Estados Unidos. La propuesta surgió de organizaciones comunitarias y fue respaldada por la Casa Blanca durante la administración de Barack Obama.

Desde entonces, junio se ha convertido en un mes para destacar historias de migración, celebrar tradiciones culturales y reconocer el impacto de las personas inmigrantes en todos los rincones del país: desde los campos hasta las cocinas, desde los hospitales hasta los hogares.

Entre esos aportes, hay uno que sostiene la vida diaria de millones de familias: el trabajo del hogar. Este mes también es una oportunidad para reconocerlo, visibilizarlo y celebrarlo.

¿Quiénes hacen este trabajo?

En todo el país, hay más de 2 millones de personas que se dedican al trabajo del hogar. Según el Economic Policy Institute, más del 90 % son mujeres, y una gran mayoría son inmigrantes.

Estas trabajadoras son parte de la economía del cuidado: una red de trabajos esenciales que sostiene a millones de familias, permite que otros puedan salir a trabajar y hace posible el funcionamiento de hogares, comunidades y ciudades. Su labor es fundamental para la vida cotidiana de este país.

Historias que inspiran

Detrás de estos datos hay rostros, historias y trayectorias que muestran cómo muchas trabajadoras del hogar también son lideresas en sus comunidades.

En distintas partes del país, muchas trabajadoras del hogar inmigrantes no solo sostienen hogares, sino que también lideran procesos de cambio en sus comunidades. Ejemplos como los de June Barrett y Martha Herrera muestran que el trabajo del hogar también puede ser un espacio de liderazgo, resistencia y transformación comunitaria.

June Barrett llegó a EE. UU. en 2001 y trabajó como cuidadora interna desde los 14 años. A lo largo de su trayectoria enfrentó retos como el acoso y largas jornadas laborales.

Hoy es líder nacional en la Alianza Nacional de Trabajadoras del Hogar, (ANTH)  y también forma parte de una red internacional que reúne a trabajadoras del hogar de todo el mundo.

“Este trabajo que hacemos, mentalmente, es duro. Por eso es tan importante tener un espacio donde aprender unas de otras,” dice June, quien también ha sido reconocida por su liderazgo en iniciativas que destacan a mujeres que están transformando esta profesión desde adentro.

Aviso: La Alianza Nacional de Trabajadoras de Hogar es la organización socia de La Alianza

Martha Herrera llegó a Estados Unidos desde Ecuador y empezó limpiando casas. Con los años, además de seguir con su trabajo, se convirtió en entrenadora y consultora de la Alianza Nacional de Trabajadoras del Hogar (ANTH) en Nueva York.

Fue la primera en liderar el programa que capacitó a decenas de trabajadoras sobre el uso seguro de productos de limpieza. También ayudó a crear estrategias de comunicación pensadas especialmente para mujeres latinas e inmigrantes en su comunidad.

Gracias a su experiencia y compromiso, hoy Martha no solo limpia hogares, también apoya, forma y organiza a muchas otras trabajadoras del hogar como ella.

Su historia también construye país

En este Mes de la Herencia Inmigrante, no se trata solo de mirar al pasado, sino de reconocer el presente que usted está construyendo todos los días. Su trabajo sostiene hogares, pero también impulsa cambios, abre caminos y deja huella.

Su esfuerzo no es invisible. Está en las calles, en las casas, en las familias, en la historia que todos los días se sigue escribiendo en este país. 

Y por eso, este mes también es suyo.