Ramona Luna Mendoza trabajó por décadas como limpiadora de casas en Los Ángeles con sus hermanas. Gran parte del dinero que ganaba lo enviaba a México para mantener a su familia. 

Aunque regresó en 2007 a vivir con sus padres en el estado de Puebla, sus hermanas siguieron enviándole entre 100 y 150 dólares semanales. Con ese dinero cubre alimentos, gastos del hogar y sueldos de los jóvenes que la ayudan en la parcela.

Como ella, millones de migrantes en Estados Unidos se verían afectados por una nueva propuesta legislativa que impondría un impuesto del 3.5 % a las remesas enviadas por personas no ciudadanas.

“Claro que nos va a afectar… Si tienen que pagar más, no van a poder mandarnos lo mismo”, comentó Ramona a El País.

De aprobarse en el Senado, la iniciativa, incluida en el paquete “One Big Beautiful Bill”, entraría en vigencia en el 2026.

¿Qué significaría este impuesto para las familias migrantes?

El impacto no es menor. En el caso de México por ejemplo, los migrantes enviaron más de 63.000 millones de dólares en 2023, según el Inter-American Dialogue. Un impuesto del 3.5 % representaría más de 2.200 millones de dólares menos en manos de familias en ese país que dependen de esos ingresos para sobrevivir.

“No debería de ser, porque por ejemplo yo pago mis impuestos, me dedico a vender, pero pues pago mis impuestos entonces yo diría que pagando impuestos no tendrían por qué cobrarnos a nosotros”, dijo Melquiades Cordero a Telemundo.

De implementarse, instituciones como el BBVA han advertido que millones de inmigrantes podrían verse forzados a buscar canales informales con mayor riesgo de fraude, pérdida o extorsión.

«Uno de los principales riesgos asociados con la aprobación de un impuesto elevado a las remesas en Estados Unidos es la creación de condiciones favorables para el surgimiento de mecanismos informales de remesas, que pueden ser tanto legales como ilegales», dice un análisis económico de esa institución.

Preocupación en América Latina

Gobiernos como el de México, uno de los mayores beneficiarios de las remesas enviadas desde Estados Unidos, han calificado la propuesta como “injusta y peligrosa”. 

La presidenta Claudia Sheinbaum señaló que esto no solo afecta a las familias que dependen de las remesas, sino también a comunidades enteras cuya economía gira en torno a esos envíos.

En pueblos como Cajolá, en Guatemala, buena parte de la economía depende del dinero que llega desde Estados Unidos. “La gente aquí no vive bien, pero viven por las remesas”, dijo a AP Israel Vail quien depende del dinero que le envían sus hijos.

“Estos servicios no son lujos: son herramientas esenciales para pagar facturas, apoyar a familiares en el extranjero y administrar las finanzas diarias”, afirmó La Asociación de Tecnología Financiera (FTA) en una carta al Congreso enviada a principios de mayo.

¿Quiénes pagarían este impuesto?

La propuesta afectaría a todas las personas no ciudadanas, incluidas, aquellas con visas temporales y residentes permanentes. Solamente los ciudadanos estadounidenses quedarían exentos. 

El Pew Research Center estima que más de 47  millones de personas viven en Estados Unidos sin ciudadanía (como inmigrantes indocumentados, residentes permanentes y con visas temporales, etc). Además, estas personas forman parte crucial de sectores como el trabajo del hogar, la construcción, la agricultura y el cuidado.

Activistas y defensores de migrantes han criticado la medida por considerarla una forma de castigo económico a la pobreza. “Es esencialmente un impuesto para los más pobres”, dijo Andrew Selee, presidente del Instituto de Política Migratoria.

Consejos de expertos

Frente a la posible entrada en vigor del impuesto a las remesas, expertos ofrecen algunas alternativas prácticas que podrían ayudar a mitigar su impacto:

  1. Buscar apoyo de familiares o amigos con ciudadanía: El impuesto está dirigido a personas no ciudadanas. Por eso, una opción es que las remesas sean enviadas desde cuentas bancarias o aplicaciones a nombre de personas ciudadanas, quienes no estarían sujetas al impuesto. 
  2. Optar por transferencias interbancarias cuando sea posible: Las transferencias bancarias internacionales, aunque con costos iniciales más altos (entre 25 y 40 USD por operación), permiten enviar sumas mayores de forma segura, eficiente y con menor riesgo. A diferencia de muchos servicios de remesas tradicionales, que cobran un porcentaje, las tarifas de los bancos son fijas.
  3. Comparar tarifas y elegir el canal más eficiente: El impuesto propuesto del 3.5 % se sumaría a las tarifas típicas de remesas, que varían entre 3 % y 6 % según el canal. Servicios de comparación como RemitFinder permiten evaluar costos, incluyendo tipo de cambio y tarifas ocultas.