Una demanda de cuatro trabajadoras del hogar latinas al cantante Smokey Robinson por presunto abuso sexual, acoso y violación, ha puesto en la mira una problemática común pero poco visible. 

Según la demanda civil presentada en Los Ángeles, las mujeres afirman que Robinson las agredió sexualmente en múltiples ocasiones mientras trabajaban en su residencia. Además, aseguran que cuando expresaron su incomodidad, el artista les ofreció dinero a cambio de su silencio y luego las despidió. 

Aunque el caso aún se encuentra en disputa legal, ha abierto nuevamente el debate sobre el abuso de poder en las relaciones laborales dentro del trabajo del hogar.

El caso

Las cuatro trabajadoras alegan agresiones sexuales, violaciones, tocamientos no deseados, encarcelamiento ilegal, horas excesivas sin pago y discriminación desde 2007 hasta 2024 y reclaman una indemnización por daños y perjuicios de al menos 50 millones de dólares, según la demanda

Una de las mujeres alega haber sido agredida 20 veces entre 2012 y 2024; otra, 23 veces entre 2014 y 2020; una tercera, siete veces hasta su renuncia en 2024; y una cuarta trabajó 18 años alegando maltrato similar en ese periodo.

“Eran mujeres hispanas empleadas como trabajadoras del hogar que ganaban menos del salario mínimo”, afirmó John Harris, uno de los abogados de las demandantes. “Como trabajadoras con salarios bajos y en situaciones vulnerables, carecían de los recursos y las opciones para protegerse”.

Las trabajadoras aseguran que tardaron en denunciar por temor a perder su trabajo, enfrentar humillación pública y que la situación afectara su estatus migratorio.

Robinson ha negado las acusaciones y ha respondido con una contrademanda por difamación y extorsión, alegando que las mujeres intentan aprovecharse de su fama.

El cantante ya enfrentó una demanda similar en 2015, pero no se presentaron cargos por falta de pruebas concluyentes, afirmó la Oficina del fiscal de distrito del condado de Los Ángeles.

Por su parte, los defensores de las demandantes anunciaron que presentarán una moción señalando que la contrademanda busca silenciarlas, revictimizar y disuadir a otras personas de denunciar.

Un terreno fértil para el abuso

El trabajo en casas particulares, muchas veces realizado en aislamiento y sin supervisión externa, crea condiciones que pueden facilitar el acoso, la explotación o la violencia. 

Una investigación de la Alianza Nacional de Trabajadoras del Hogar (ANTH), encontró que “las trabajadoras del hogar que vivían en las casas de sus empleadores eran especialmente vulnerables al abuso verbal y sexual y tenían poca capacidad para alejarse de situaciones inseguras”.

Aviso: La Alianza Nacional de Trabajadoras de Hogar es la organización socia de La Alianza

La situación se agrava cuando la trabajadora es una mujer inmigrante, en muchos casos sin papeles o con escaso conocimiento del idioma o sus derechos. “Muchas trabajadoras no denunciaron tratos abusivos o explotadores porque temían perder su trabajo, ser deportadas o no que no les creyeran”, dice el reporte de la ANTH.

La dinámica de poder es clara. El empleador controla no solo el ingreso de la trabajadora, sino también su entorno físico y emocional. Cuando esa autoridad se utiliza para intimidar, acosar o abusar, las consecuencias pueden ser devastadoras y en muchos casos, invisibles para el sistema de justicia.

¿Qué pueden hacer las trabajadoras en casos de abuso?

Diversas organizaciones que defienden los derechos de las trabajadoras del hogar ofrecen algunas recomendaciones para quienes enfrenten situaciones de acoso o abuso en su lugar de trabajo:

  • Reconocer que tienen derecho a rechazar el acoso: La abogada Liz Chacko, Asesora principal del Centro Nacional de Derecho de la Mujer y quien ha asesorado a trabajadoras del hogar en casos de acoso sexual, señala que si es seguro hacerlo, es importante decirle al agresor de forma clara que su comportamiento es inapropiado y no debe repetirse.
    “Yo sé que a veces puede ser muy difícil decir algo en el momento, pero también puede decir algo más tarde, decir al acosador ‘esto que pasó el otro día no debes hacerlo otra vez conmigo’”.
  • Guardar evidencia: Es recomendable conservar cualquier prueba del acoso, como mensajes de texto, fotografías enviadas, correos electrónicos o notas con los detalles del incidente (fecha, hora, lugar, lo ocurrido). Esto puede ser útil en una denuncia legal o laboral posterior o si es acusada por el abusador de difamación.
  • Verificar si hay mecanismos internos de denuncia: Si se trabaja para una agencia o compañía, es importante averiguar si existe un proceso formal para reportar casos de acoso o abuso. Algunas empresas cuentan con departamentos de recursos humanos o líneas confidenciales de denuncia.
  • Hablar con una persona de confianza: “El acoso sexual es muy difícil de experimentar, pero cuando no tiene ninguna persona con quien hablar, una persona se puede sentir muy aislada”, advierte Chacko. Conversar con una amiga, compañera de trabajo o familiar puede brindar contención emocional y ayudar a tomar decisiones.
  • Buscar apoyo legal y emocional: Existen organizaciones que ofrecen asesoría legal gratuita y acompañamiento emocional para víctimas de abuso sexual. Algunas opciones incluyen:
      • Red Nacional de Equidad de Género: Conecta a víctimas de acoso sexual con abogados en su estado. Teléfono: 202-319-3053 (seleccione la opción 1 para español).
      • Red Nacional de Violación, Abuso e Incesto (RAINN): Línea gratuita y confidencial a través del teléfono 1-800-656-4673 (seleccione la opción 2 para español) Obtenga acceso a recursos adicionales en rainn.org/es
      • Crisis Text Line: Servicio gratuito y en español disponible 24/7. Enviar “AYUDA” en un mensaje de texto al 741741 o escribir por WhatsApp al +1 442-298-3263.