Durante los últimos años Amparo ha cuidado de un paciente que padece esclerosis múltiple. Esta cuidadora en el hogar debe levantar al paciente que pesa 180 libras para ayudarle a pararse de la cama, bañarse y vestirse entre otras actividades básicas. 

A su vez, Amparo sufre de un dolor de espalda crónico, dolor en sus manos, muñecas y pies, dolencias que ella atribuye a su empleo y que la obligaron a dejar de trabajar por tres meses, tiempo en el que no recibió compensación y en el que gastó cerca de $2.400 en facturas médicas, pues no tiene seguro de salud. 

Historias como la de Amparo son comunes entre las trabajadoras del hogar de acuerdo con un reporte de UCLA, en el que se presentó su historia y que señala que las trabajadoras del hogar enfrentan riesgos para la salud y la seguridad similares a los que se encuentran en otros trabajos del sector de la salud o los servicios. 

Sin embargo, a diferencia de esas industrias, el trabajo del hogar no está incluido en la mayoría de leyes de salud y seguridad ocupacional.

Una guía voluntaria

Con el fin de abordar estas disparidades y despues de varios años de lucha de distintas organizaciones, el estado de California publicó el pasado 20 de Enero las primeras pautas de seguridad y salud ocupacional del país para las trabajadoras del hogar. 

Esta es una guía de carácter voluntario que describe cómo los empleadores pueden hacer del hogar un lugar de trabajo seguro para proteger a las trabajadoras de lesiones y enfermedades en el trabajo.

“Estas pautas son voluntarias pero son significativas”, dijo a San Francisco Chronicle Kim Alvarenga, directora ejecutiva de la Coalición de Trabajadoras del Hogar de California. “Las trabajadoras del hogar merecen las mismas protecciones en el hogar (que los trabajadores en otros) lugares de trabajo”.

El hogar es un lugar de trabajo

La guía resalta que “una vez que una persona contrata a alguien para que vaya a su casa a realizar un trabajo, la casa se convierte en un lugar de trabajo y el empleador tiene la responsabilidad de garantizar que sea un lugar seguro para trabajar”.

Contexto

El reporte de UCLA encontró que más de la mitad de las trabajadoras del hogar encuestadas fueron presionadas por sus empleadores para trabajar en condiciones peligrosas y la mayoría sufrieron lesiones que resultaron en dolor crónico de espalda, hombro, brazo o pierna.

Describe además cómo más de la mitad de las encuestadas continuaron trabajando, a pesar del dolor crónico, por necesidad financiera y por miedo a perder su trabajo.

Las pautas

Las nuevas pautas incluyen pasos que los empleadores pueden tomar de forma anticipada identificando los peligros más comunes que enfrentan las trabajadoras en el hogar.

La guía recomienda, entre otras cosas, acordar tareas y horarios, animar a las trabajadoras a reportar peligros, condiciones inseguras y cualquier lesión o enfermedad, prepararse para emergencias y primeros auxilios.

También describe las medidas que el empleador puede tomar para mantener a las trabajadoras seguras y que incluye recomendaciones para el uso de productos químicos, sobre cómo levantar objetos o realizar movimientos repetitivos, la forma adecuada de levantar y mover adultos o niños, cómo evitar el riesgo de enfermedades infecciosas, entre otros.

Sugiere además que empleadores y trabajadoras trabajen de forma conjunta para identificar peligros y plantear soluciones a cualquier problema que pueda surgir sin temor a represalias.

Convertirlo en ley

Estas directrices fueron redactadas por un grupo de 18 personas que incluyó trabajadoras del hogar, empleadores, defensores, expertos en salud y seguridad.

El grupo también recomendó políticas que esperan conduzcan a una nueva legislación este año que ponga a las trabajadoras del hogar bajo la protección de la oficina de la Administración de Seguridad y Salud Ocupacional de California, o CalOSHA tal y como recientemente ocurrió en Washington D.C.

Puede ver el reporte completo en este enlace (en inglés).