Las duras políticas antiinmigrantes impulsadas por la administración Trump están profundizando una crisis ya existente en la industria del cuidado en Estados Unidos. Niñeras, limpiadoras y cuidadoras en el hogar, puestos ocupados en gran medida por mujeres inmigrantes, enfrentan hoy más obstáculos que nunca para realizar su trabajo.
En los primeros 100 días del actual gobierno se implementaron más de 30 acciones ejecutivas sobre inmigración. Las redadas, deportaciones y la amenaza de eliminar protecciones como el Estatus de Protección Temporal (TPS), están afectando tanto a las trabajadoras como a las familias que dependen de ellas.
La situación amenaza con desbordar un sistema ya precario y con generar repercusiones económicas y sociales a gran escala, de acuerdo con expertos y organizaciones.
El impacto de las políticas antiinmigrantes en las trabajadoras de hogar
Las actuales políticas migratorias han generado un impacto profundo en la vida de muchas trabajadoras del hogar inmigrantes, quienes ya enfrentan otros desafíos como los bajos salarios y la falta de protecciones laborales.
“La gente está dejando de presentarse al trabajo porque teme redadas en su lugar de empleo”, advierte Lori Smetanka, directora de la Voz Nacional del Consumidor para una Atención a Largo Plazo de Calidad (National Consumer Voice for Quality Long-Term Care).
Una cuidadora venezolana dijo que vive bajo constante ansiedad desde que recibió la notificación de que su TPS está por expirar. Aseguró que cada vez que sale a la calle, teme que los agentes de inmigración la detengan solo por ser venezolana.
Recientemente, la Corte Suprema permitió al Gobierno de Trump poner fin al TPS para ciertos países, entre ellos Venezuela, lo cual ha dejado en el limbo a miles trabajadoras y las familias que dependen de ellas.
“Nuestra familia quedaría devastada más allá de lo imaginable”, afirmó Krysta Senek, madre de Josephine, quien depende del trabajo de esta cuidadora.
En el norte de California, una joven madre mexicana que recientemente llegó al país, se enfrenta a un dilema similar. La mujer dijo que teme aceptar un empleo por miedo a ser separada de su hijo de tres meses. “Me preocupa dejar a mi bebé solo”, aseguró al medio Hechinger Report. “Tengo miedo, sobre todo porque parece que podrán entrar en mi lugar de trabajo”.
Escasez de personal
Estas políticas están agravando la escasez de personal en sectores esenciales como el cuidado infantil y de adultos mayores.
La eliminación de programas como el TPS, que han permitido a miles de inmigrantes vivir y trabajar legalmente, podría dejar al país sin una parte clave de su fuerza laboral en el cuidado, dijo a Newsweek Rocío Sáenz, Secretaria Tesorera del Sindicato Internacional de Empleados de Servicios (SEIU).
Se estima que las estrictas medidas antiinmigrantes podrían reducir el número de trabajadores inmigrantes en 400.000 al año, y la industria del cuidador perdería entre el 1 y el 2 por ciento de sus trabajadores al año.
Inmigrantes: el corazón del sistema de cuidados
Los inmigrantes, en su mayoría mujeres, son la columna vertebral del sistema de cuidados en Estados Unidos.
Según el National Women’s Law Center (NWLC), más del 20% de quienes trabajan en cuidado infantil y el 27% de las cuidadoras en el hogar son inmigrantes. En estados como Nueva York y Nueva Jersey, esta cifra supera el 50%.
Además, aunque las cifras son inciertas, se estima que hay más de 200.000 inmigrantes indocumentados trabajando como niñeras, cuidadoras y limpiadoras de casas. Sin estas trabajadoras, los expertos advierten que el sistema colapsaría.
“Si el trabajo de cuidados es la columna vertebral de nuestra fuerza laboral, las mujeres inmigrantes son el corazón”, afirma Karla Castillo, analista de políticas del NWLC.
Expertos aseguran que la contribución de estas trabajadoras tiene un efecto multiplicador de productividad en toda la economía, ya que permiten que otros padres puedan trabajar.
Consecuencias para las familias
La escasez de trabajadoras del hogar, especialmente cuidadoras, ya golpeaba con fuerza a muchas familias antes del endurecimiento de las políticas migratorias.
Mal remunerado, físicamente exigente y con escaso reconocimiento, es un sector que no logra atraer suficientes trabajadores estadounidenses. El salario promedio oscila entre $34.000 y $38.000 anuales, según datos oficiales.
Ahora la falta de mano de obra podría elevar los costos del cuidado y dejar a miles de adultos mayores y personas discapacitadas sin los servicios que necesitan, advierten varias organizaciones.
“Estas políticas […] crean escasez de personal, pero también generan sufrimiento”, alerta Ai-jen Poo, presidenta de la Alianza Nacional de Trabajadoras del Hogar. “La gente se quedará sin el cuidado esencial; las familias tendrán que dejar sus trabajos para brindarlo ellas mismas, y los hogares de ancianos se verán desbordados”.
Aviso: La Alianza Nacional de Trabajadoras del Hogar es la organización socia de La Alianza.
Frente a esta situación, líderes del sector están pidiendo soluciones urgentes. “Necesitamos que el Congreso amplíe y agilice las oportunidades para los cuidadores que deseen vivir y trabajar en los Estados Unidos, especialmente aquellos que están dispuestos a cuidar a nuestros adultos mayores”, dijo Clif Porter, presidente de la Asociación Estadounidense de Atención Médica y del Centro Nacional de Vida Asistida (AHCA/NCAL). “Los inmigrantes constituyen una parte vital de nuestra fuerza laboral y son fundamentales para ayudarnos a abordar esta histórica crisis laboral”.