Carmen fue contratada como trabajadora del hogar interna en Miami, pero rápidamente sus responsabilidades crecieron, incluyendo lavandería, jardinería, cuidado de niños y atención a los diez perros de la familia. 

Aunque le prometieron alojamiento y comida, solo podía comer si había comida de sobra. Su salario era irregular; algunas semanas recibía $30 o $50, y muchas veces no le pagaban nada.

Tras sufrir una fractura en el brazo mientras trabajaba, Carmen intentó ignorar el dolor, pero al darse cuenta de que necesitaba atención médica, sus empleadores la despidieron.

Su situación se documentó en el informe Economía del hogar: El mundo invisible y no regulado del trabajo en el hogar (disponible en inglés), que revela las difíciles realidades enfrentadas por muchas trabajadoras del hogar.

Aunque no todas las trabajadoras del hogar experimentan abusos tan severos como los que sufrió Carmen, muchas se encuentran en situaciones similares, sin contratos que protejan sus derechos y definan sus obligaciones. 

Recientemente, La Alianza encuestó alrededor de 1.600 trabajadoras del hogar acerca de su voz o influencia en sus condiciones de trabajo La mayoría de las encuestadas expresó que tenían menos voz de la que deberían tener en aspectos relevantes de su trabajo como el salario, las condiciones laborales, el respeto en el trabajo y la decisión sobre cómo realizar el trabajo.

En el caso de Carmen, la falta de un contrato formal significó que las condiciones de su empleo eran impuestas por sus empleadores, sin límites claros. De ahí la importancia de un contrato laboral, que no solo sirva como marco de referencia, sino que también promueva el respeto y la profesionalidad, señala La Alianza Nacional de Trabajadoras del Hogar, ANTH.

Aviso: La Alianza Nacional de Trabajadoras del Hogar es la organización socia de La Alianza.

A continuación, se exploran los aspectos esenciales que toda trabajadora del hogar debería tener en cuenta al negociar su contrato, con base en la experiencia de trabajadoras del hogar, consejos de organizaciones expertas y recomendaciones del Departamento de Trabajo (DOL por sus siglas en inglés).

Tenga en cuenta los siguientes aspectos son considerados buenas prácticas por el DOL y el objetivo es mejorar la industria del trabajo en el hogar por lo que pueden ir más allá de los requisitos de las leyes locales, estatales y federales.

“Sin embargo, estas prácticas no sustituyen los requisitos legales federales, estatales y locales relacionados con el empleo, los beneficios para los empleados y otros términos de un acuerdo”, dice el DOL.

  1. Responsabilidades: Este apartado debe detallar las tareas y responsabilidades que se esperan del trabajador. Puede incluir, prioridades de cuidado, estilos de crianza, expectativas que se tienen de la trabajadora o reglas relevantes.
    “Debemos ser bien específicas, las tareas que pidamos en el contrato es lo único que vamos a hacer y si hay posibilidad de que podamos hacer algo, especificarlo con un sueldo más alto”, aconseja  una niñera que ha tenido éxito negociando sus contratos
  2. Horas de trabajo: El contrato debe especificar los días y horas que se espera que la trabajadora esté en el hogar. “Si usted acordó 40 horas a la semana y su empleador quiere que trabaje menos horas, aún debe pagarle las 40 horas por las que fue contratada”, aconseja Rosa Peña, organizadora de la ANTH.
    También se deben establecer periodos de descansos y comidas regulares durante el día laboral. Además, es importante establecer cómo se resolverán los cambios en el horario, por ejemplo, con cuánto tiempo de anticipación se debe avisar y pago por cancelaciones
  3. Salario y frecuencia de pago: El contrato debe incluir la tarifa de pago, la frecuencia con la que se pagará (semanal, quincenal, etc.), el pago de horas extras y una explicación de cuándo se ofrecerán aumentos de sueldo y bonos.
    “En cada estado el costo de la vida es diferente… irnos a un parque o preguntarle a compañeras que están haciendo lo mismo que nosotros, cuánto están cobrando, para de acuerdo a eso, tener también una tasa nosotros y poder pedir eso”, aconseja la niñera.
  4. Beneficios: Esto incluye una lista de los beneficios que el empleador proporcionará, como vacaciones remuneradas, días de enfermedad pagados, días festivos pagados, gastos de transporte, entre otros.
    “Después de ofrecer mis servicios pido que se garanticen los derechos que yo voy a tener, los ‘holidays’ pagados que voy a tener, tiempo de enfermedad pagado, eso es negociado”, dice una niñera que lleva 12 años en esa profesión
  5. Condiciones laborales: El acuerdo puede incluir la provisión de materiales y herramientas necesarias para realizar el trabajo, así como cualquier medida de seguridad que se deba cumplir para garantizar un ambiente laboral seguro.
  6. Comunicación: Un contrato efectivo debe establecer cómo se comunicará la trabajadora con el empleador y viceversa. Por ejemplo, puede establecer una revisión periódica sobre qué va bien y para abordar problemas o conflictos que hayan surgido. 
  7. Terminación del contrato: Es fundamental que el contrato detalle los requisitos para el despido, el aviso previo necesario para terminar la relación laboral y cualquier indemnización a la que se tenga derecho. Peña recomienda negociar una semana adicional de pago al finalizar el contrato por cada año de trabajo.
    Si la trabajadora decide dejar el empleo, no tendrá derecho a indemnización, pero es esencial que ambos lados entiendan los términos para evitar sorpresas desagradables.
  8. Carta de referencia notarizada: Finalmente, se debe incluir una cláusula sobre una carta de referencia que es fundamental para futuras oportunidades laborales. Esta carta debe ser notarizada y actualizarse anualmente. Muchas trabajadoras del hogar dependen de estas cartas para conseguir nuevos empleos.

La importancia de un contrato escrito

Un contrato por escrito brinda estabilidad y ayuda a garantizar la excelencia de las tareas, de forma tal de cumplir con las necesidades del empleador y la trabajadora, dice la ANTH. Es vital que las trabajadoras de hogar se informen y negocien estos términos, garantizando así un lugar de trabajo que refleje sus necesidades y derechos.

“Todas deberíamos tener un contrato, pero si usted no tiene uno hágalo con [mensajes de texto] y a esos textos hágales capturas y guárdelos, porque en el futuro usted va a tener una prueba de algo que usted negoció con ese empleador”, aconseja Peña.