Durante quince años Natalicia Tracy, una brasileña que llegó a Estados Unidos cuando apenas era una adolescente, cuidó niños y adultos mayores, limpió casas y cocinó para sus empleadores.

Esa experiencia como inmigrante y trabajadora del hogar, sumada a su liderazgo por los derechos y la dignidad laboral, y su trayectoria académica, la llevarían hoy en día a ocupar un alto cargo político en el gobierno del presidente Biden. 

Tracy, quien es experta en derecho laboral, ejerce ahora como la Asesora Principal de la Agencia de Salud y Seguridad Ocupacional, (OSHA, por sus siglas en inglés), del Departamento de Trabajo, cuya misión principal es que los trabajadores tengan condiciones seguras y saludables en sus empleos.

“Ser parte de la administración Biden es una gran oportunidad para amplificar mi voz como trabajadora del hogar, como trabajadora regular, porque seamos honestas, este es un espacio donde no vemos mucha gente como yo”, dijo Tracy en entrevista con La Alianza.

Víctima de trata laboral

Cuando tenía 17 años, Natalicia Tracy viajó desde su natal Brasil a Boston, Massachusetts con una familia de médicos brasileños con la que ya laboraba en su país.  

Tracy llegó a Estados Unidos con una visa de trabajadora del hogar, sin hablar inglés y con expectativas de estudiar. 

“Planeaban viajar mucho, visitar museos, etc. Solo tenían un hijo y mi trabajo era cuidarlo”, escribió Tracy en el medio The Atlantic, donde relata su historia como víctima de trata laboral. 

Sin embargo cuenta que pronto la vida que le habían pintado comenzó a esfumarse, no solo tenía que cuidar al niño, sino también realizar todos los quehaceres del hogar, incluidos cocinar, lavar la ropa y planchar. 

“Muchos días trabajé 15 horas seguidas”, aseguró Tracy quien dijo además que le pagaban 25 dólares en total por una semana de 90 horas, una cifra que estaba muy por debajo del salario mínimo en Boston. 

Asegura también que por años tuvo que dormir en una colchoneta en el suelo del porche, donde por varios meses sufrió el frío de Boston. 

Sumado a esto dice que en varias ocasiones sus empleadores la dejaron sin cena y cuando se enfermó no la llevaron al médico ni le ofrecieron cuidado.

“De acuerdo con las leyes laborales de Estados Unidos yo tenía un trabajo considerado esclavo”, le dijo Tracy a BBC News Brasil en 2016. 

“Yo era un accesorio en la casa; un robot allí para hacer cosas por ellos, me sentí invisible, prescindible y sola”, dijo en otra ocasión. 

De trabajadora a líder

Luego de que la familia con la que trabajaba regresó a Brasil, Tracy decidió quedarse en Estados Unidos y alcanzar su sueño de ir a la Universidad.

Trabajando hasta en tres empleos al mismo tiempo, nos dice que logró terminar sus estudios y posteriormente obtener un doctorado en sociología en la Universidad de Boston.

En el 2006 empezó a colaborar como voluntaria en el Centro Brasileño de Trabajadores (Brazilian Workers Center, en inglés) en Boston y en el 2010 fue nombrada su directora.

Allí, nos dice Tracy, se encontró por primera vez junto a otras mujeres inmigrantes y trabajadoras del hogar con historias similares a la suya y pronto se convirtió en una líder para ellas.

“Muchas de las historias eran ‘no me están pagando, me han maltratado, no me dan comida, no tengo tiempo para comer o no estoy autorizada para utilizar el baño”, comentó a La Alianza. 

“Eran demasiados problemas los que llegaban y muchos de esos problemas yo los había vivido también”.

Aviso: El Centro Brasileño de Trabajadores es un afiliado de la Alianza Nacional de Trabajadoras del Hogar, la organización socia de La Alianza.

El poder de compartir las experiencias

Tracy enfatiza en la necesidad que tienen las trabajadoras del hogar de compartir sus experiencias laborales, pues esto les permite buscar recursos para cambiar situaciones que las afectan.

Compartir lo que les ha pasado, dice Tracy, también puede ayudar a otras trabajadoras que tienen “miedo de salir de las sombras”.

En su caso, nos dice, escuchar los abusos y explotación que habían sufrido otras trabajadoras la llevó a dejar de sentirse culpable por el abuso al que había sido sometida.

“No son las trabajadoras, no fui yo, ni son ellas, es un sistema que fue creado para maltratar y abusar de las trabajadoras”, dice Tracy. “Fue un alivio pero también me hizo estar más enojada”.

Y ese enojo se convirtió en combustible para su lucha por la dignidad del trabajo en el hogar.

Impulsó una ley para proteger a trabajadoras del hogar

Natalicia Tracy fue una pieza fundamental en la aprobación en Massachusetts de una de las legislaciones estatales más avanzadas sobre trabajo en el hogar en los Estados Unidos.

Después de cuatro años de lucha, esta líder junto a una coalición de organizaciones y trabajadoras, logró que se aprobara en ese estado la Declaración de Derechos de las trabajadoras del hogar en el 2014. 

Entre otras cosas, la ley otorga a las trabajadoras, sin importar su estatus migratorio, el derecho al salario mínimo, pago de horas extras, licencia por maternidad, un contrato de trabajo escrito y garantiza el derecho a días de descanso.

“[Esta legislación] sentó las bases para darle a las trabajadoras un espacio para pelear” dice Tracy. “Un piso para empezar a trabajar, donde las trabajadoras pudieran pararse y decir, tengo derechos”.

Orgullosa del trabajo en el hogar

Del trabajo en el hogar Tracy habla con orgullo. “No hay forma de que el mundo pueda vivir sin cuidadoras, niñeras, limpiadoras, no se puede, es imposible, no funcionaria, la economía colapsaría”, dijo a La Alianza.

Y es ese mismo orgullo, el que nos dice, espera que expresen otras trabajadoras. Creo que es muy importante para las trabajadoras aferrarse a su dignidad… mostrando quienes son y no dejando que nadie las haga pequeñas e invisibles, porque este es un trabajo muy importante”.

De su posición en OSHA dice que es la oportunidad para ayudar desde su propia experiencia a proteger a todos los trabajadores sin excepción y “asegurar que trabajadores vulnerables, desatendidos e históricamente marginalizados sean vistos y escuchados”.