La desinfección fue uno de los principales protocolos para combatir el coronavirus durante la pandemia, pero ahora expertos advierten que la exposición constante a los componentes químicos antimicrobianos que se encuentran comúnmente en los desinfectantes representa un riesgo para la salud.

Aunque en casos particulares es aconsejable el uso de estos productos, lo cierto es que el agua y el jabón son suficientes para la limpieza regular, según varios expertos.

Elementos químicos peligrosos

Los desinfectantes más comunes son aquellos promocionados para limpiar las superficies de la cocina y el baño, tales como el 409, aerosoles Lysol, toallitas Clorox, entre otros.

Los químicos más comunes en los desinfectantes son compuestos de amonio cuaternario, también conocidos como Q.A.C. incluidos el cloruro de amonio, el cloruro de alquil dimetil bencil amonio o el cloruro de benzalconio, entre otras variaciones.

Otros químicos presentes en los desinfectantes son el blanqueador de cloro o lejía, que en ocasiones se presenta como hipoclorito de sodio; ácidos como el ácido cítrico, el ácido clorhídrico o el ácido láctico; y el peróxido de hidrógeno. 

Cabe aclarar que los productos que contienen ácido cítrico y el peróxido de hidrógeno son componentes más seguros y recomendados como alternativas para reemplazar los Q.A.C. y el cloro.

Compuestos de amononio cuaternario

Según algunas investigaciones, los productos químicos desinfectantes que más preocupan son los que se utilizan los compuestos de amonio cuaternario (Q.A.C) y el blanqueador de cloro o lejía.

Estos componentes, que se encuentran comúnmente en aerosoles desinfectantes y los limpiadores del baño, se han relacionado con irritación de la piel, asma y otros problemas pulmonares. 

Un estudio de 2021 encontró que la presencia de QAC en la sangre humana estaba relacionada con alteraciones en las funciones inmunitarias y metabólicas.

Aunque los niveles QAC en el polvo de los hogares y en muestras de sangre ya eran comunes antes de la pandemia, hubo un aumento cerca del 70% desde la pandemia, según investigadores.

También existe la preocupación de que los QAC puedan contribuir a la resistencia de las bacterias a los antibióticos. 

Blanqueador de cloro o lejía

En el caso del blanqueador de cloro, su naturaleza corrosiva puede dañar la piel y los ojos si se produce contacto. También se ha demostrado que está relacionado con el asma entre limpiadoras y personas que lo usan con frecuencia en el hogar. 

Mezclar el blanqueador de cloro con otros productos de limpieza como el amoníaco, que se encuentra en muchos limpiadores de vidrios u hornos y algunos limpiadores multiusos, al igual que con ácidos como el vinagre, puede generar gases tóxicos como el cloro gaseoso. 

La exposición al cloro gaseoso puede causar tos, falta de aliento, dolor de pecho, náusea, u otros síntomas.

Los centros de control de envenenamiento informaron en el 2020 de más de 5000 casos de exposición al cloro gaseoso relacionados con la limpieza, dos de los cuales fueron fatales. 

Recomendaciones para reducir el uso de desinfectantes

Aunque los productos químicos antimicrobianos son eficaces para matar los gérmenes,  deberían usarse con extremo cuidado. El consejo de los expertos es desinfectar con moderación y seguir las instrucciones de las etiquetas de los productos.

No usar en exceso los desinfectantes, pues no son para limpieza de rutina. El uso de agua y jabón simple elimina la mayoría de los gérmenes en las superficies, aconseja el Centro Nacional de Información sobre Pesticidas.

Si usa un desinfectante, abrir una ventana y encender un ventilador puede ayudar a reducir su exposición, al igual que usar una máscara y guantes cuando limpia.

Otras de las recomendaciones es cambiar productos con químicos peligrosos por aquellos con ingredientes más seguros, como desinfectantes que usan peróxido de hidrógeno o ácido cítrico o productos naturales hechos en el hogar.

Puede asegurarse de qué químicos contienen los desinfectantes buscando el producto en los sitios web de las marcas o utilizando recursos como SmartLabel (en inglés) o la guía de productos del Grupo de Trabajo Ambiental (en inglés).