Lowell, MA — Un estudio publicado este verano en la revista académica Medicina Ocupacional y Ambiental determinó que las trabajadoras del cuidado domiciliario frecuentemente se enfrentan a situaciones de abuso verbal por parte de sus clientes. El estudio recoge varios factores que podrían contribuir a mayores tasas de violencia verbal, entre ellos: la demencia, el espacio físico limitado, y los horarios irregulares. 

Algunas de estas condiciones son similares a otras que trabajadoras están visibilizando en otros sectores. Por ejemplo, esta semana Vox reportó sobre un movimiento que está reclamando mejorar sus horarios de trabajo.

La violencia verbal tipificada a la que se enfrentan normalmente las trabajadoras del cuidado incluye: tonos enfadados o humillantes, amenazas, insultos racistas, o comentarios degradantes. El 22% de las trabajadoras encuestadas reportó haber vivido alguna experiencia de estas durante los últimos 12 meses. Sin embargo, la realidad de este número podría ser mayor. Por otra parte, el estudio también encontró que las trabajadoras que denuncian el abuso verbal son más probables a después denunciar abuso físico también.

Aunque el trabajo del cuidado en sí resulta ser satisfactorio para la mayoría de las trabajadoras, existen tasas de rotación muy altas en este campo de trabajo. Y según la investigadora principal del estudio, Margaret Quinn, que haya rotación tan alta es problemático. “Ya no hay suficientes asistentes de atención domiciliaria para cuidar a la población que envejece”, dijo Quinn en una entrevista por teléfono a Reuters Health. “Este problema va a aumentar rápidamente.” Esto podría suponer una crisis del cuidado, donde la demanda excede la oferta de un trabajo tan necesario.

Un factor que contribuye a la violencia verbal es la demencia, explica Quinn. La investigadora sugiere que la demencia aumenta las instancias de agresividad, y que para aumentar la seguridad en el trabajo podría ser buena idea formarse en cómo tratar y cuidar a una persona con demencia. No sólo eso, también recomienda desarrollar planes de cuidado para el cliente para que las trabajadoras puedan comunicar expectativas preparadas y claras de antemano.

El espacio físico también puede influir: los hogares más pequeños y abarrotadas pueden generar más riesgo de violencia verbal. Para que las trabajadoras puedan sentirse seguras en el trabajo, los investigadores del estudio recomiendan que se hagan asesoramientos rutinarios del espacio de trabajo para afianzar que sea lo más saludable y seguro posible.

Otro factor que contribuye son los horarios irregulares. Las trabajadoras con horarios impredecibles presencian mayor abuso verbal porque “las horas de trabajo predecibles pueden fomentar relaciones en las que los clientes y las trabajadoras comprendan las expectativas. La rutina y la previsibilidad con personal constante también pueden reducir la confusión y la irritabilidad en los clientes; esta consistencia se recomienda para abordar los comportamientos desafiantes de los pacientes con demencia en la atención a largo plazo.” 

La violencia verbal acarrea múltiples consecuencias como daños a la salud, bienestar físico, mental y emocional, explicó Quinn. Y debido a que el trabajo del cuidado es aislado y en la privacidad de los hogares, los investigadores argumentan que las trabajadoras cuentan con menos recursos de apoyo. 

Hay muchas trabajadoras movilizándose para reclamar cambios en sus condiciones de trabajo como horarios regulares. Y en distintos sectores, según un informe de The Shift Project, las están escuchando. Algunas compañías ya han ofrecido voluntariamente avisar por adelantado o eliminar los horarios irregulares y algunas ciudades, incluyendo San Francisco, Seattle, Nueva York, Chicago y Filadelfia, junto con el estado de Oregon, han aprobado leyes que buscar aumentar la estabilidad de los horarios de trabajo.

Quinn espera que la investigación sobre trabajadoras del cuidado y violencia verbal sirva para mejorar las condiciones de trabajo para las trabajadoras del cuidado domiciliario y así valorar más el trabajo, no solo para las trabajadoras sino para las personas con necesidad de cuidado domiciliario. Se trata de “avanzar y encontrar soluciones que funcionen para todas las partes que necesitan atención domiciliaria,” comentó.