¿Cómo se ve cuando la gente común es su propia jefa? ¿Cómo pueden las trabajadoras recuperar su poder a pesar de una economía inestable e incierta? Bajo el impulso de estas preguntas, y hasta el 1 de diciembre en Brooklyn Bridge Park, el proyecto y exposición Boss Workers (o Trabajadoras Jefas, traducido al español), recoge las historias de trabajadoras que forman parte de cooperativas, organizaciones en busca de ese empoderamiento. 

El proyecto se creó con la colaboración de Mother Jones y con el apoyo de el Proyecto de Informes sobre Dificultades Económicas, o el  Economic Hardship Reporting Project (EHRP, por sus siglas en inglés), y Alissa Quart, directora ejecutiva de EHRP, lanzó el proyecto y asignó a distintas personas fotógrafas documentar a seis cooperativas por distintas regiones del país, para así arrojar luz sobre qué significa recuperar el poder y sensación de control sobre el trabajo. 

Ser dueña de su trabajo. ¿Qué son las cooperativas?

En términos generales, una cooperativa es una organización o empresa que pertenece y es gestionada de manera democrática por las personas trabajadoras o miembros. Las personas trabajadoras trabajan para sí mismas, esencialmente, son co-dueñas, contribuyen económicamente y se distribuyen los beneficios y riesgos entre ellas. Tienen control directo sobre las decisiones que las afectan, y cada persona cumple con las responsabilidades de manera igualitaria.

“La historia de las cooperativas es una en la que algunas de las personas más desfavorecidas tendieron a desarrollarlas, porque fueron excluidas de las economías tradicionales y formales”, comentó Quart en una entrevista con La Alianza. “Como mujer, no podía tener su propia cuenta bancaria, por ejemplo, sin la firma de su marido, por lo que se trataba de personas que tradicionalmente formaban parte de las cooperativas porque tenían que estarlo”, concluyó.

Cooperativas de trabajadoras del hogar 

Hay muchos tipos de cooperativas, desde aquellas organizadas por y para gente trabajadora, consumidora, agricultora, o de consumo. También existen cooperativas de trabajadoras del hogar, como la de cuidadoras Beyond Care o de profesionales de limpieza Sí Se Puede!, ambas en la ciudad de Nueva York, o Boston Cleaning Collective. También está La Colectiva, una cooperativa de trabajadoras del hogar en San Francisco que promueve sobre todo el trabajo para mujeres migrantes. 

Aviso: La Colectiva es una afiliada de La Alianza Nacional de Trabajadoras del Hogar, la organización socia de La Alianza.

Desde conducir taxis a recolectar textiles.

Una de las cooperativas incluidas en la exposición Boss Workers es The Drivers Cooperative (o Cooperativa de Conductores, traducido al español), una de las cooperativas más grandes que comenzó en mayo de 2012 en la Ciudad de Nueva York. La creó un grupo de taxistas, cansados de sentirse explotados por empresas de transporte empleadoras ya que, según su página web, estas empresas “empujan a los conductores a la pobreza al cobrar una comisión de hasta el 40% en cada viaje, externalizando el costo de la compra de vehículos, el seguro, el mantenimiento y el riesgo de hacer negocios en los trabajadores”.

Al principio de crearse la cooperativa, los conductores hacían repartos a domicilio de comida y se reunían online para hablar de sus experiencias y de cómo podrían mejorar sus condiciones de trabajo. Foto por Joseph Rodriguez con permiso de Economic Hardship Reporting Project. 

Las empresas de transporte también suelen clasificar “erróneamente a los conductores como contratistas independientes para evitar pagar el salario mínimo y prestaciones y derechos laborales básicos”. Por eso se organizaron desde la cooperativa, para hacer frente a las condiciones precarias y “para tener control democrático sobre las decisiones que afectan a sus vidas”.

Ken Lewis es co-fundador de The Drivers Cooperative, que ya cuenta con más de 3.500 conductores.
Foto por Joseph Rodriguez, quien anteriormente también había sido conductor de taxis.con, permiso de Economic Hardship Reporting Project. 

Opportunity Threads, (o Hilos de Oportunidad, traducido al español), es otra cooperativa en la zona oeste de Carolina del Norte mostrada en el proyecto Boss Workers. Se trata de una planta textil y de costura enfocada en la producción sostenible, donde las y los trabajadores, la mayoría de descendencia maya y migrada de Guatemala, son los propietarios y sus propios jefes.

Material Return es otra cooperativa de la red Industrial Commons, donde se recolectan desechos textiles para contribuir a una economía circular y sostenible. Foto por Stacy Kranitz con permiso de Economic Hardship Reporting Project. 
La trabajadora textil Linda Hester, incluida en el proyecto fotográfico sobre ser su propia jefa.
Foto por Stacy Kranitz con permiso de Economic Hardship Reporting Project. 

Quart añadió que cooperativas como Opportunity Threads tienen especial valor para las mujeres migrantes. “Tener este potencial para ser dueña de su trabajo, puede dar una sensación de control”, explicó. “Ser migrante puede desempoderar económicamente, si viene aquí con o sin documentación. Pero cuando posee su propia empresa o tiene una participación en ella, le da un sentido diferente de seguridad y control. Sensación de seguridad económica y emocional también. Posees tu trabajo”, dijo. 

Las ventajas de pertenecer a una cooperativa

Formar parte de una cooperativa tiene múltiples ventajas, como tener acceso a salarios dignos, necesidades básicas como alimentos, seguro médico, tiempo libre pagado, vivienda asequible, o cuidados. Pertenecer a una cooperativa beneficia especialmente a las mujeres latinas, que de media cobran un 46% menos que los hombres blancos y un 31% menos que las mujeres blancas. Normalmente, pertenecer a una cooperativa donde las trabajadoras son las propietarias implica mejores salarios. Según la organización Democracy at Work, de media ganan $19.67 por hora, casi siete dólares más que el salario de empresas privadas.

Pero ser parte de una cooperativa también contribuye a la sensación de empoderamiento y autodeterminación de las trabajadoras, como mencionó Quart en su entrevista, ya que cada miembro cumple un papel en las decisiones que le afectan.  

En un informe sobre la comunidad latina y las cooperativas publicado en septiembre del año pasado, la miembro fundadora de Collective Avenue Coffee, Kateri Gutierrez, añadió que “las mujeres latinas actualmente son el grupo más grande de emprendedores. Combina eso con nuestra cultura de ‘comadres’, nuestra influencia marcada en las redes sociales y nuestra energía comunitaria y familiar y verán una excelente oportunidad para que las cooperativas empoderen a las latinas para lanzar cooperativas. ¡Lo llevamos en la sangre, en nuestras conversaciones, en nuestra ambición! Las cooperativas son posiblemente la mejor herramienta disponible para las latinas”.

Una imagen diferente del trabajo 

Para la exposición que muestra a las trabajadoras como sus propias jefas, la esperanza de Alissa Quart es que trabajadoras como trabajadoras del hogar puedan identificarse e interesarse en conocer el modelo cooperativo, y que “la gente estuviera informada y encantada con una imagen diferente del trabajo, un nivel diferente de propiedad de su propio trabajo y la dignidad que eso proporciona”.

La exposición tendrá lugar hasta el 1 de diciembre en el festival Photoville, en Brooklyn Bridge Park, Pier 5. La entrada es gratuita, y aquí puede leer más información (disponible en inglés) para conocer más.